De hecho, me inclino más por la segunda opción. El reportaje resultó ser todo un documento sociológico. Lo mejor fue una reunión social de bienvenida a Vicky por parte de la alta sociedad, compuesta de recauchutadas y estiradísimas damas, a cuál más esperpéntica.
Vicky las calificó de excéntricas y divertidas. Y ciertamente se comportaban como bajo los efectos de una sobredosis de botox mezclada con cantidades ingentes de alcohol.
El caso es que tras contemplar a Victoria en su deambular Hollywoodiense, me divertí y me hizo pensar que es toda una estrella, del marketing y de cómo ganar dinero creando un personaje. Y encima se lo pasa bomba.
Me declaro fan.
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