Para empezar, bajón más que notable de audiencia. Cae a un 25%, más de diez puntos menos que aquélla gala en la que Amor abandonó la casa.
Ara, la "chica de oro" canaria, fue la elegida por sus compañeros para abandonar la casa. Lucy consiguió el apoyo ecuánime de sus compis, excepto (curiosamente) de Rodrigo, quien decía sentirse intimidado por la "abierta" Lucy. Cuidado porque esta tía viene a concursar, a toda costa.
Lo demostró en las nominaciones, cara a cara, cuando se salvó a sí misma, quedando en la picota Karen, Oliver y Melania.
Por cierto, los dos canarios protagonizaron unas escenas de alto calado barriobajero, cuando casi llegan a las manos. Karen, ha demostrado no ser la chica dulce y tierna que llora cada miércoles, víspera de las nominaciones. Su mala saña sacan de sus casillas al canario Piolín, quien pone su mano de muy mala manera sobre el hombro de la modelo, y esta reacciona con un aspaviento de su mano hacia la cara de él (aunque Dadi tapa la imagen, y no se ve el golpe con claridad).
Posteriormente ella sigue picando, y él parece fácilmente alterable, y tiene que ser sujetado por el legionario.
Destaco la cobardía del programa, obviando el polémico video de Andalla, con alusiones altamente homófobas. El senegalés de nuevo se nos presenta como un chico entrañable, firme candidato a ganar el concurso.
El momento más cómico nos lo regala Milá, cuando le ponen un video del simpar Piero alabando las virtudes de la presentadora.
Por último, un falso intercambio entre Brasil y España, Dadi por un nuevo concursante de una falsa edición de GH brasileño, un tal Bruno, que en realidad se trata de un actor con la misión de desestabilizar.
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